Borges y Octavio Paz: sobre el tiempo

• La poesía, como la filosofía, conlleva perplejidad, aludir, incitar, insinuar, hacer conjeturas… Rompe con un sólo ideal de la realidad prefijado, asentado, conformado anticipadamente por … Nos lleva a otra realidad que es la actual sin dejar de ser de siempre.

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Un verso, metáfora presenta un estímulo para hablar, investigar, comprender, crear la profundidad que la dimensión del tiempo representa para las personas : “La luna espejo del tiempo”

1. La luna es fugaz, frágil, dura sólo por la noche, cambia de forma a lo largo del mes, para volver a lo mismo.

1. El tiempo es fugaz y recurrente (se repite). Conecta lo efímero con lo eterno. 

2. El mundo siempre está naciendo, nace todos los días.

2. El tiempo es una puerta al cambio permanente. A renacer, a reconstruir, a reinventarse, a corregirse, a hacer o ser algo nuevo…

3. La luna es un espejo, como el agua (el río), cambia, se mueve, sin embargo, permanece, y nunca es igual, (nunca te bañas dos veces en el mismo río). Los espejos no graban la imagen, sólo reflejan el presente, te retrotraen a esa realidad efímera y frágil. 

3. El tiempo en el que vivimos siempre es presente. En cierto modo, no nos vale el tiempo, la vida, las experiencias de otros, nuestra circunstancia es diferente. Nadie, ni siquiera nosotros mismos tenemos por qué actuar como siempre lo hemos hecho, si ahora decidimos lo contrario. El tiempo es sobre todo libertad, “quehacer y quehacerse a uno mismo”.

4. La luna es un parámetro del tiempo, su regularidad es la base del calendario, nos hace poner los pies en el suelo de la realidad temporal, nos ayuda a definir la estación, a prever lo que pasará cíclicamente. A decirnos cómo han sido las estaciones pasadas y cómo serán las futuras en torno a las que se mueve nuestra vida; pero también es un reflejo de la humanidad, de las personas, tal y como la han percibido: la luna ha sido diosa, objeto físico de investigación científica, símbolo de poder para quien la conquistó con un cohete, inspiración de cuentos, puerta al mundo de perfección supralunar… Todo, incluido lo que sea el tiempo depende de la interpretación humana que, por cierto, se lleva a cabo en función de cómo se percibe en el tiempo. La luna y el tiempo, como todo, contienen oculta en sí una dialéctica, una dinámica, de contrarios que es clave entender para reconocer su complejidad y belleza.

4. El tiempo es determinante para comprender que todo lo que perciben y llevan a cabo las personas envuelve una lucha de contrarios que se recoge en la frase más famosa de Shakespeare “ser o no ser”. Esa frase tiene como motor esencial la libertad y lo ineludible: “sólo puedes hacer y ser mientras que no estés muerto y eso llegará seguro”. Algo que es lo que apreciamos que es, así mismo está abierto a ser lo que no percibimos que es. El concepto luna, como el de tiempo, como cualquier otro es el resultado de asimilar, conectar, aunar dos o más realidades distintas. Al pensar generalizamos en conceptos lo que es siempre distinto, no hay dos flores iguales en el espacio y el tiempo. Toda la realidad oculta (Aristóteles) otra realidad posible (en la dialéctica de Hegel o Marx, una realidad contraria). Todo concepto encierra una metáfora oculta. Siglo XVII, Gracián (La vida es sueño), Descartes (la duda metódica): nos hacen cuestionarnos sobre las apariencias de lo que vemos, que nos inducen a equivocarnos. La complejidad del ser humano tiene su piedra angular en su libertad. El oráculo te dice tu futuro con una metáfora que es un concepto o viceversa, pero, luego tú debes interpretarlo y actuar.  

Descartes y San Agustín convierten la única realidad que encuentran: que “dudan de todo” en una forma de pensar sin dudas.