Para mí, la
voluntad de entender lo que Dios es como jugar a vaciar él océano tratando de
meterlo en un cubito de plástico, cogiendo agua de las olas con las manos. Dios
no se puede nombrar propiamente. Creer que Dios puede ser definido es un
ejercicio de alienación y fetichismo. Lo que se quiere nombrar al hablar de
Dios es inefable. Y, precisamente, esa es la cuestión más
interesante que puedo ofrecer no sólo como explicación filosófica del concepto
de Dios, sino... Continuar leyendo