SENTIDO DE LA VIDA Y FILOSOFÍA

Parafraseando a Ortega y Gasset, La vida auténtica es quehacer, es inexorablemente invención, es presentarnos como un proyecto que debe reformularse según cambian nuestras circunstancias dando sentido a nuestras vidas a través de la fe en nuestras acciones.

Ahora bien, ¿qué significa para ti vivir una vida con propósito? ¿Cuáles son los principales objetivos que dirigen y dan sentido a lo que haces en tu vida?

El sentido o propósito de la vida es un tema filosófico conectado con el existencialismo que refleja la obra de autores como Sartre, Camus, Viktor Frankl, Bergman, Simone de Beauvoir y Heidegger, entre otros.

La razón por la que te invito a reflexionar sobre el tema del sentido de la vida es porque considero que identificar un propósito clave en cada momento de nuestra existencia representa un apoyo importante para superar algunos de los problemas ineludibles que debemos afrontar en función de las circunstancias que nos suceden a lo largo de la vida. Comprometernos con dar sentido a nuestra vida fortalece nuestra identidad e independencia como individuos, además, estimula la voluntad de responsabilizarnos de vivir una vida plena y satisfactoria enfrentándonos con más decisión y energía a los problemas.

Autores como Sartre subrayan la importancia de enfrentarnos al hecho de que no hay un propósito o sentido predeterminado en la vida. Cada individuo a nivel personal debe encontrar el propósito que impulse su realización personal a través de su libertad y responsabilidad para decidir y actuar.

Buscar este propósito nos exige considerar los siguientes hechos:

Primero, necesitamos reflexionar sobre nuestra identidad como sujetos particulares, diferentes a todos los demás, como seres exclusivos, que vivimos circunstancias personales que nos exigen reflexionar, tomar decisiones y actuar como sólo nosotros podemos hacerlo. Por ejemplo, nadie puede amar, comprender o acompañar a quienes más queremos como nosotros lo podemos hacer. 

Segundo, reconocemos quiénes somos a través de lo que hacemos. Esto es, nos recreamos a nosotros mismos y reafirmamos nuestra identidad a través de nuestro comportamiento y esto debería hacer plantearnos hasta qué punto actuamos para dar respuesta a nuestros intereses más íntimos, a aquellos que realmente dan sentido a nuestra vida de forma satisfactoria o, por el contrario, si actuamos dejándonos llevar por la manipulación, la rutina, la desidia, los miedos y los prejuicios adquiridos a lo largo de nuestra vida, como si hubiéramos convertido nuestra realidad en una especie de prisión sin muros.

Tercero, conviene ser conscientes del interés de la reflexión filosófica como impulso para enfrentarnos a la búsqueda del sentido de nuestra vida para aprender a valorarla y amarla a pesar de su dimensión trágica. La filosofía nos invita a experimentar con profundidad nuestra espiritualidad e intimidad más radical como personas para dar respuesta al desafío ético de no renunciar a desarrollar lo mejor de nosotros mismos, esto es, de vivir de la forma más satisfactoria y plena en función de nuestras posibilidades.

Para Martin Buber encontrar el sentido de la vida nos exige identificar nuestra autenticidad personal con la necesidad de trascender los intereses puramente individuales a través de la comunicación con los otros, enfatizando el compromiso de identificar la solución a nuestros problemas colaborando con la solución de los problemas de los demás, esto es, dando sentido a nuestras vidas a través del amor y la solidaridad.

En cuarto lugar, dar un sentido a la vida ayuda a interpretar la muerte, el sufrimiento, el sinsentido y todos los problemas que surgen como acontecimientos que nos llevan a replantearnos nuestra realidad. De la misma manera, nos impulsa a reaccionar con la voluntad de resolver los problemas sin claudicar, sin victimismos, sino más bien, como un estímulo hacia la autenticidad y la confrontación con esos problemas a base de encontrar esperanza y fuerza en nuestra identidad más honesta, aquella que nos conecta con la libertad para escoger y la responsabilidad de ser fieles a nosotros mismos.

 En este sentido, y en quinto lugar, podemos añadir que enfrentarnos a nuestros problemas nos exige una determinación personal de autenticidad como sujetos concretos, de coherencia y desarrollo de una voluntad que nos de fe en nosotros mismos a base de creer y encontrar sentido en lo que hacemos. Con otras palabras, experimentar sentido en nuestras acciones está unido a reconocer quiénes somos realmente a través de escoger el propósito de nuestra existencia en cada momento. Por ejemplo, a través de proyectos que nos hacen sentirnos mejor con nosotros mismos colaborando con aliviar el sufrimiento de los demás, como mostró Akira Kurosawa en su film Vivir (Ikiru).

En sexto lugar, la reflexión existencialista sobre el sentido de la vida representa una crítica contra la despersonalización y la alienación actual de quienes subordinan el valor de su existencia al poder de manipular y aprovecharse egoístamente de los demás, al culto al poder, a la conformidad con lo establecido independientemente de su grado de injusticia o de la crueldad que ejerza. Con otras palabras, el existencialismo expresa una reflexión crítica frente a todas actitudes y mentalidades totalitarias y populistas no sólo del siglo XX, sino,  también, en la actualidad.

¿No crees que en la búsqueda del sentido de la vida, cada paso, cada pensamiento, cada acción muestra quiénes somos? Te invito a continuar esta reflexión no solo mentalmente, sino viviendo de manera auténtica y plena. La filosofía no es solo un campo de estudio, es una guía para la vida.